cuatro
La cosa (no sé como llamarlo) entre vos y yo empezó sin palabras, me gustabas, no lo voy a negar, una noche fría decidimos tomarnos de las manos echados en el pasto mirando las estrellas y ahí creo que empezó todo.
No sos el amor de mi vida, no sos la gran cosa, pero sos…
Llegaste en el momento indicado, diste el ultimo empujón que necesitaba para que saque a el anterior clavo, y eso creo que es lo que me ató demasiado a vos.
Yo valoro a las personas por lo que viví con ellas, y con vos podría rezar un rosario de experiencias, de toda índole, ordenandolas por colores, olores, sensaciones y canciones.
Me acostumbré demasiado a vos. Eso es lo que pasa. Tengo que confesarte que desde que te alejaste, los primeros días no podía dormir porque me faltaba tu brazo en mi cintura, como solíamos dormir cuando todo era color de rosa.
Este acuerdo tácito y silente, esta no relación que esperaba desde hace tiempo, ese sentimiento de ponerme linda para que te des cuenta, tu cara cuando me dabas un beso, tu mano en mi estómago bajo las sábanas… Te extraño, te lo he dicho mil veces, y otras mil lo he callado… Te extraño.
Extraño ese algo… creo que no te quiero, o no lo sé, estas ultimas semanas han sido de tortura, de verte y saber que ya no soy tu negra sucia, que ya no sentís lo mismo, que ya no querés andar conmigo, mi casa te extraña también…
Duele. Duele acordarse del ayer y saber que hoy no tenés nada. Duele ver como te alejás de mi y no te interesa… Duele pensar que esta etapa ya acabó, tan rápido que no me di cuenta.
Esperanza. Esperanza de que ese martes no haya sido la última vez que te tuve para mí.
Incertidumbre. No sé si te gusta alguien más, no sé si te gustaba yo, (mi lado optimista me dice que si, porque si no no hubiera pasado nada), no sé si voy a volver a besarte, no sé que me espera mañana.
Ya son tres semanas que no sos el mismo y como que has empezado una táctica cochina para hacerme sentir mal, parece que has planeado todo paso a paso, que has contratado un equipo de logística y otro de psicología, coordinado por alguna persona que conozca mis puntos débiles.
Primero fue tu indiferencia, luego la manera en la que sacás tu mano de la mía cuando intento acercarme, luego tu silencio, siguieron tus comentarios hirientes a mi ego. Ayer mencionaste que saldrías con una chica, mañana que toca? Que me invités a salir y yo llegue y estés con alguien más?
Ahora me atacás en los sueños, mi unico refugio donde se supone todo puede pasar… anoche soñé que te besabas con una de mis mejores amigas, en la siesta fue que le contabas a todos nuestros secretos…
Que toca ahora?
Decime, tengo que esperar a que se pase la capa de emputamiento que tenés? O me doy por vencida y con el dolor de mi alma digo que ya terminó?
Quiero tenerte de nuevo, quiero ponerte cremita en los codos y cuidarte, hacerte masajes en la espalda baja – sé que siempre te duele- y decirte que te cortés las uñas… quiero volver…
