domingo, 24 de junio de 2007

Confusión


Y yo, mientras me zambullo en las profundidades de La Casa de los Espíritus, veo pasar los días, todos vestidos del mismo color, que la monotomía ya no sabe decirme cual es...
Algunas veces confundo si lo que leo en esas largas mañanas desoladas lo estoy viviendo, o simplemente son palabras impresas en un papel.
Divagando me pregunto si soy Férula, cuidando a mi madre, y a veces pienso que soy Clara, clarísima, clarividente, por momentos me siento como Rosa, la bella, y otro tanto sueño con ser Blanca, y tener esas citas clandestinas con Pedro Tercero García a orillas del río.
Cuando camino sola a tomar el micro de regreso a casa, me doy cuenta que soy Javiera, la de la casa nueva, aunque me veo desde arriba contando mi propia historia, la de mis casas nuevas...

sábado, 2 de junio de 2007

Mis casas nuevas

Lo primero que publiqué en este blog fue un poquito de mi historia, y el por qué del nombre del blog...
Recapitulando, siempre estoy en casas nuevas, llevo una vida poco convencional, son cinco las veces que cambié de ciudad, y el doble de casas.
Mi primera casa nueva fue en La Paz, está en el barrio Irpavi.
Según recuerdo; era inmensa (o yo era muy pequeña), era en las faldas de un cerro, siempre estuvo pintada color tumbo con blanco -le encantaba a mi abuelita-, era de dos pisos, y tres pisos más de jardines, bien cuidados, los jardines de mi infancia.
Había un garzonier de dos dormitorios y uno de ellos era el "cuarto de juegos" de mi hermana y yo, teníamos muchísimos juguetes, y en el segundo dormitorio estaban las cosas de mi mamá.
Siempre nos decía que no toquemos sus cosas, pero en esas pequeñas aventurillas de hacer lo prohibido descubrí dos cosas que recuerdo hasta el día de hoy: en un cajón de cartón, había un peine que me encantaba, era rojo y redondito, y tenía un agarrador para meter la mano, y, aunque no recuerdo si yo llevaba el cabello largo o corto, creo que me peinaba. El otro artículo prohibido eran unos audífonos inmensos, como de esos de las radios, y no sé porque solo me acuerdo de esos dos, se quedaron en mi memoria hasta hoy, 12 años después.
Por el tiempo que pasó no recuerdo con detalle esa casa, solo sé que era grande y hermosa, tenía 3 livings con sus respectivos comedores, mi dormitorio tenía una puerta que conectaba con el de mi mamá, y había una salita familiar, con sillones de cuero y una mesita cuyo mantel era un aguayo. Al final del pasillo se encontraba el dormitorio de mi abuelita, que según mi memoria era inmenso, siempre con su cama bien tendida, con sus almohadas con fundas para el día y para la noche, de croché.
Tengo muy pocos pero bellos recuerdos de esa casa, mi primera casa nueva, recuerdo la navidad que hasta hoy afirmo que vi a Papá Noel pasar en su trineo con el sonido de las campanitas y todo. También vienen a mi memoria los cumpleaños, cuando el fantasma que era nuestro huésped nos tumbó de la hamaca, los juegos en el jardín con mi hermana, la piscina que nos pusieron en el patio de adelante porque ahí daba más el sol, el ratoncito que apareció en el cuarto de mi mamá, al que adoptamos y todas las noches le dejábamos chocolates hasta que murió, Mickey Q.E.P.D., fue con velorio, luto, entierro y toda la cosa, la escalera exterior de caracol negra que había, por la que yo rodé como bola de boliche un 31 de diciembre...
En fin... son tantas cosas y a la vez ninguna.
El año pasado pasé por esa casa, lugar de mis primeros recuerdos, y no era la misma... está pintada de un color mostaza, las flores ya no están, los balcones ahora son ventanas, y de seguro que el fantasma Mauricio ya la dejó, aunque solo iba de visita... la magia de esa casa se había ido, junto con nosotras, las Chavez Turello, que dejamos esa casa nueva sin mirar atrás...