viernes, 14 de septiembre de 2007

La vida en tecnicolor

Javiera pasa por el centro -no soy yo, es que donde ella vive ese nombre es muy común- le toca un embotellamiento de esos mounstrosos, el día es caluroso y no encuentra nada bueno en la radio, por esas cosas de la vida mira hacia su derecha y ve una peluquería, donde un hombre mayor -de aproximádamente 60 años- está terminando el corte de un señor, ella ve que sus labios dicen "ya está, joven" y le sacude el cuello con una escobilla con talco, el joven se mira al espejo, y afirma con la cabeza y dice "está bien".
Ya van 5 minutos y Javiera no ha podido avanzar, sale el hombre con nuevo peinado y en la silla del peluquero se sienta otra persona, y empieza toda la rutina, le pasa la capa por delante y la abrocha en el cuello por detrás, y empieza a cortar...

Cuando Javiera vuelve a su casa le toca otro embotellamiento, es como medio día, está en la segunda circunferencia de su ciudad, cerca de un edificio con pinta de caja de cemento a la que todos llaman algo así como "Cine Centro", y ve acercarse a un hombrecillo vendiendo mandarinas, el mismo hombrecillo de todas las veces, de todas las trancaderas, de todos los medio día en la esquina del Cine Centro.

Hoy en la tarde Javiera fué a la contadora - ya fué ayer pero tuvo que volver porque no estaba su encargada- entró, y mientras sacaban las fotocopias de las facturas observó que la oficina era pequeña, y habían dos mujeres, un jóven y un niño de unos 13 años, todos sumergidos en sus monitores, con la pantalla azul, casi no se los veía por las torres de talonarios sobre sus escritorios, metiendo número por número, y pasaron veinte minutos y no despegaban la mirada, de las cajitas azules, pasando los dedos por el teclado, volcando los papelitos amarillos de las facturas.

Hoy Javiera lloró, no le salió ninguna lágrima pero sabe que lloró.

Lloró porque no quiere caer en la rutina, porque quiere cada día de un diferente color, porque no quiere ser monótona, como el peluquero que se pasó -y pasará- toda su vida cortando cabellos, la sacudida con la escobilla y "¿Qué tal?"- Afirman con la cabeza y se van, no quiere ser como el hombrecito de las mandarinas, toda su vida en la misma calle, caminando cuando el semáforo se pone rojo "Mandarina... 5 pesitos la bolsa" y si tiene suerte en algún semáforo vende una, no quiere ser como la contadora, todos las mañanas, tardes y toda la vida, mirando la vida en azul, con numeritos blancos, inundada de talonarios amarillos...

Javiera quiere una vida distinta, no sabe como, pero distinta.

8 ladrillos puestos :

  1. Albanella dijo...

    En vos está el poder para no dejar que eso ocurra. No digo que podrás manejar tu vida como juego de damas sino labrarte el futuro como quisieras que fuera y no dejar que esa señora tediosa entre en tu vida. Ah, lo olvide, no eras vos, pero dile todo esto a la otra Javiera.

    Abrazos cercanos..

  2. Jose Antonio dijo...

    Pasé a saludar. Que lindo tu blog.
    Un beso.

  3. Sakura dijo...

    la rutina.... tan segura pero también tan ambiciosa, queriendo acaparar todo cuanto pueda de la vida de una... en definitiva hay que darle un golpe duro a la rutina y cambiar ciertos esquemas!!!

    Un abrazo...

  4. Vania B. dijo...

    La rutina te come el alma de a poquito, pero como dice la Nella en vos está darle color a tu vida, tratar de encontrar la magia de cada momento para matar esa rutina y llenarla de momentos especiales.

    Besos!

  5. Laquieusfind dijo...

    Morir antes de hacerlo. Eso es la rutina.

    Que fastidio vivir tanto y vivir tan poco.

  6. utópico dijo...

    Lo mejor es siempre estar emprendiendo nuevos proyectos, tanto materiales como espirituales, asi llenas tu vida de sorpresas. Y dile a Javiera q no se corte las alas tan pronto, solo de ella depende seguir volando....

  7. Anónimo dijo...

    todo a la larga se convierte en rutina, valora los momentos buenos que transforman la monotonia en vida¡¡¡¡¡

  8. Teipsum dijo...

    Bueno, creo que todos en alguna medida tenemos cierta rutina, pero...toda rutina puede ser divertida si TU le pones un poco de color a la vida, y veo que si lo puedes hacer y hacerlo excelentemente bien.
    Saludos